Approaches to Paradise

(english translation)

GUADALAJARA JALISCO MEXICO April 18° 1999

This Friday night at the Iteso, Madredeus offered its followers one of those unforgettable concerts, with a strong spiritual load, accurate and pure executions on the part of the musicians, the voice of Teresa Salgueiro, clean and stirring in front of an enchanted audience which accepted to be brought to paradise

Precisely the lights were extinguished to start the recital of Madredeus. No games of spectacular lights, neither clothes full of colors, much the less stage scenes with showy elements. Only Teresa Salgueiro in front of the group, dressed in black and green, only Carlos Maria Trindade seated in front of his syntesizers, Fernando Júdice taking his acoustic bass, just like Pedro Ayres and José Peixoto with the guitars, dressing in black, illuminated by a pale light. " I hope that it is for all a good night " was the desire of Salgueiro for the assistants before initiating with Haja o que Houver. And like in few occasions, people remained sitting, without moving and in silence, leaving themselves to be taken by the voice of the vocalist, in a mutual encounter of peace. The sound was almost perfect, with a volume adapted for the instruments, the voice of Salgueiro always in first plane. And, in a faith act, all were given to the sweet words of Coisas Pequenas, removed from the soul of the singer with the serenity that always was present in her singing: To love is worth the pain, if your you want to confirm, that a great love, is not a small thing.

To approach the feeling and the beauty

Teresa Salgueiro did not talk anymore to people with her warm Spanish, was enough her singing, crossing the disc O Paraíso with A Margem (" I will be on the water "), moving the hands to give a shape to the words, surrounded in the sobriety of the blue, green or red illumination, waiting for some moments the execution of the introductions to the songs from her companions, and always being at the center of everything. Perfect the execution of the musicians: beautiful, clean, discreet and apparently simple, taking to a journey with the sounds of the fado, but also with arab, spanish shades, introducing in a warm, spiritual and smooth atmosphere. But who took the night and the ovaciones was Teresa, possessing an impressive scenic presence, in addition to a voice which is rare to be found as a natural dowry. Always raised and taking the voice from the interior of her body, not from the throat, dominating it to such degree that seemed to make no effort, putting an emphasis in the syllables, playing with the low tones and without resorting to the old trick to retire from the microphone to vanish notes but simply, singing, as some already had guessed when listening her albums: like an angel.

An interval awaiting Ainda

The interval announced by the speakers of the place at the start of the presentation arrived and lasted little more than fifteen long minutes, because Madredeus also had the virtue to modify the sensation of the time, little more than 40 minutes of the first part went away rapidly. The lights and the murmur yielded to the dark and the silence that fell on us when the group returned to the scene to offer one of the most awaited songs of the night: Ainda (Guard hope, keep love, please, again).
There were not clothes changes as somebody hoped, either more volume in the sound, but more emotion, more silence among the people that in their majority dealed with not speaking or doing it murmuring, not to interrupt the enthusiastic interpretation of A Andorinha da Primavera, where Teresa allowed herself to dance a little, slowly -, to let herself take to the center of Lisbon with O Tejo, also from the soundtrack of the film Lisbon Story. At the end of each one the applause exploded, people let themselves surround and feed the energy of Madredeus.

Approach to the silence of paradise

Salgueiro left alone the musicians so that they executed Concertino from the album O Espírito da Paz, attached in an emotional way to an invitation to the introspection indicated by Silêncio: " Thus I chose the present silence. Silence, so little beloved, as the last one moment". Surprisingly arrived the end of the show with O Paraíso, after the words of gratefulness of Salgueiro. Madredeus left the scene in the middle of a great ovation with all the people to their feet, with shouts asking for other songs. They returned to bring their nostalgic songs, they went again only to return to play Guitarra and finishing the ritual with Alfama, in an allegorical song to the night: The hours of a long time. Desire, to fly, to fly to you, I desire to meet you.
Madredeus took the night, Teresa Salgueiro with a branch of flowers, a promising "¡Hasta siempre Guadalajara! " mentioned by the vocalist, next to the sensation of having been near the paradise for some moments.

from "El Informador"

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(original mexican version)

GUADALAJARA JALISCO MEXICO 18 de Abril de 1999


La noche de este viernes en el Iteso, Madredeus brindó a sus seguidores uno de esos conciertos inolvidables, con una fuerte carga espiritual, ejecuciones pulcras y certeras por parte de los músicos, la voz de Teresa Salgueiro limpia y conmovedora ante una audiencia entregada que se dejó llevar al paraíso

Puntualmente se apagaron las luces para dar inicio al recital de Madredeus. Nada de juegos de luces espectaculares, ni vestuarios de colores, mucho menos escenografías con elementos llamativos.
Sólo Teresa Salgueiro al frente del grupo vestida de negro y verde turquesa, sólo Carlos María Trindade sentado frente a su sintetizadores, Fernando Júdice tomando sus bajo acústico, lo mismo que Pedro Ayres y José Peixoto las guitarras, vistiendo de negro, iluminados por una luz pálida.
"Espero que sea para todos una buena noche" fue el deseo de Salgueiro para los asistentes antes de iniciar con Haja o que Houver.
Y como en pocas ocasiones, la gente permaneció sentada, sin moverse y en silencio, dejándose llevar por la voz de la vocalista, en un encuentro de paz mutuo.
El sonido estuvo a la altura casi perfecto, con un volumen adecuado para los instrumentos, para la voz de Salgueiro que siempre estuvo en primer plano.
Y en un acto de fe todos se entregaron a las dulces palabras de Coisas Pequenas, sacadas del alma de la cantante con la serenidad que siempre estuvo presente en su canto: Amar vale la pena, si tu quieres confirmar, que un grande amor, no es cosa pequeña.

Acercarse al sentimiento y la pulcritud

Teresa Salgueiro no se dirigió más a la gente con su cálido español, bastó su canto, recorriendo el disco O Paraíso con A Margem ("estaré por sobre el agua"), moviendo las manos para darle forma a las palabras, envuelta en la sobriedad de la iluminación azul, verde o roja, esperando por momentos la ejecución de las introducciones a los temas por parte de sus compañeros, siempre siendo el centro de todo.
A toda prueba la ejecución de los músicos: pulcra, limpia, discreta y aparentemente sencilla, llevando a un recorrido por los sonidos del fado, pero también por matices árabes, sefarditas, españoles, introduciendo en una atmósfera cálida, espiritual y suave.
Pero quien se llevó la noche y las ovaciones fue Teresa, poseedora de una impactante presencia escénica, además de una voz de esas que poco se encuentran por ser un dote natural. Siempre erguida y sacando la voz del interior de su cuerpo, no de la garganta, dominándola a tal grado que pareció no hacer ningún esfuerzo, haciendo un énfasis en las sílabas, jugando con los tonos bajos y sin recurrir al viejo truco de retirarse del micrófono para desvanecer las notas, simplemente cantando, como algunos ya lo habían adivinado al escuchar sus discos: como un ángel.

Un intermedio en espera de Ainda

El intermedio advertido por el sonido del lugar al inició de la presentación llegó y duró poco más de quince largos minutos, porque Madredeus tuvo también la virtud de modificar la sensación del tiempo, poco más de 40 minutos de la primera parte se fueron rápidamente.
Las luces y el murmullo cedieron a la oscuridad y al silencio que se hizo cuando el grupo volvió al escenario para ofrecer uno de los temas más esperados de la noche: Ainda (Guarda esperanza, guarda amor, por favor, todavía).
No hubo cambios de vestuario como algunos esperaban, tampoco más volumen en el sonido, pero sí más emotividad, más silencio entre la gente que en su mayoría trataba de no hablar o hacerlo murmurando, para no interrumpir la apasionada interpretación de A Andorinha da Primavera, donde Teresa -se permitió bailar un poco, lentamente-, para dejarse llevar a través del centro de Lisboa con O Tejo, también de la banda sonora de la cinta Historia de Lisboa. Al final de cada una estallaron los aplausos, la gente se dejó envolver y retroalimentó la energía de Madredeus.

Acercamiento al silencio del paraíso

Salgueiro dejó solos a los músicos para que ejecutaran Concertino del álbum O Espiritu da Paz, cerrado de forma emotiva por una invitación a la introspección señalada por Silencio: "Así escogí el presente silencio. Silencio, tan poco querido, como el último momento".
Sorpresivamente llegó el final de la presentación con O Paraíso, luego de las palabras de agradecimiento de Salgueiro. Madredeus dejó el escenario en medio de una gran ovación que les otorgaron de pie, con gritos suplicando algún tema.
Volvieron para traer sus temas nostálgicos, se fueron nuevamente para regresar con Guitarra y terminar con el ritual con Alfama, en un canto alegórico a la noche: Las horas de un largo tiempo. Deseo, volar, volar a ti, deseo encontrarte.
Madredeus se llevó la noche, Teresa Salgueiro un ramo de flores y los asistentes un prometedor "¡Hasta siempre Guadalajara!" mencionado por la vocalista, junto a la sensación de haber estado cerca del paraíso por unos momentos.

da "El Informador"

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Madredeus - O Porto